Es posible que las muelas del juicio, los terceros molares situados en la parte posterior de la boca, no tengan que extraerse si están saludables. Esto ocurre cuando están completamente desarrolladas (totalmente erupcionadas), se encuentran en la posición correcta y muerden adecuadamente con sus dientes opuestos y pueden limpiarse como parte de las prácticas de higiene diaria. En el Centro Médico Santa Teresa estamos muy acostumbrados a este tipo de prácticas y las realizamos de la manera menos invasiva posible.
Muchas veces, las muelas del juicio carecen de espacio para crecer correctamente y podrían causar problemas. El crecimiento de las muelas del juicio puede darse en varios puntos de la mandíbula, a veces hasta en forma horizontal.
Entre los problemas que pueden surgir están las muelas del juicio que permanezcan completamente ocultas dentro de las encías. Cuando no pueden salir normalmente, Las muelas del juicio quedan atrapadas (impactadas) en la mandíbula. Algunas veces esta situación produce una infección o un quiste capaz de dañar las raíces de los demás dientes o el soporte óseo.
Otro inconveniente es cuando surgen parcialmente a través de las encías. Debido a que esta zona no es fácil de ver y limpiar, las muelas del juicio parcialmente emergidas generan una vía de paso para las bacterias que provocan enfermedades en las encías, al igual que infecciones orales. También, apiñan los dientes cercanos. Cuando las muelas del juicio carecen de espacio para salir correctamente, es posible que aprisionen o dañen los dientes cercanos.
¿Cuándo extraer las muelas del juicio?
Los dentistas recomiendan extraer las muelas del juicio que no hayan salido del todo. Para muchos dentistas lo mejor es extraer las muelas del juicio a una edad temprana, cuando las raíces y el hueso no están completamente formados, y la recuperación suele ser más rápida tras la intervención. Es por ello que muchos jóvenes adultos se someten al proceso de extracción de las muelas del juicio justo antes de que causen problemas.